domingo, 6 de diciembre de 2009

Invitado: César Zegbe Jones

La danza de la muerte

Mientras la serpiente bailaba despreocupada sobre las dunas del viejo desierto, el sol —que ha sido testigo de todo desde el origen del universo—espera pacientemente la muerte del reptil. Tras pasar las horas, los días y los años, el universo interrumpe diciendo:
—Sólo yo sé la hora exacta de la muerte de todo aquel que en mí habita.
El sol intrigado pregunta:
—Entonces, ¿cuándo morirá la serpiente?
—Por el tiempo nadie debería inquietarse, te diré que tengo una teoría al respecto.
Y el universo delicadamente pronuncia: ``A todo aquel que por el tiempo se preocupa, se le fragmenta la vida en segundos y su alma envejece, y lo alcanza una muerte anticipada.´´
El sol reflexionó sobre la frase durante un largo rato. Recordó a la serpiente que, ignorando el tiempo, la vida y la muerte, danzaba sin remordimiento.
El sol, a su vez comenzó, a danzar alegremente, tal como la serpiente. Se olvidó completamente de emitir luz y calor a sus planetas, provocando así que la tierra, el viejo desierto y la despreocupada serpiente, murieran antes de tiempo.
El universo observaba lo ocurrido. Se dirigió con tono fuerte al sol, que al ver las consecuencias de sus actos, cesó la danza.
—Has malinterpretado lo que cité: Ignorar el tiempo no significa olvidar la vida en danzas. Por tu irreverencia, a partir de ahora contaré descendentemente la hora de tu muerte hasta llegar a cero.
El universo comenzó a contar, segundo por segundo, la llegada de la muerte del sol y no había siquiera llegado a cero, cuando el sol ya había muerto. Y así, verificó su teoría.

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