jueves, 29 de mayo de 2014

Invitada: Mari Trini



Para Pilar, por todo lo que nos queda por compartir

El disco del que forma parte esta canción lleva por título "Escúchame" y se lanzó en 1971, es decir, cuando yo tenía apenas ocho años. Mis padres, sobre todo mi papá, era seguidor de Mari Trini y tenía varios elepés de la cantante. Así la conocí y la debo haber adoptado como mía algunos años más adelante. Tengo claro cómo, cuando mi hermano y yo íbamos a pasar las vacaciones de verano a la casa de mi abuela Rosa en Cuernavaca -donde yació enfermo en una cama durante nueve años, mi abuelo Óscar- yo cargaba con un tocadiscos portátil y el disco de Mari Trini. Así como en la sala de nuestro departamento en la ciudad, podía pasarme horas sentada sola escuchando una y otra vez a la cantante española, también me las ingeniaba para repetir la acción en la sala de la casa de Jalisco 222 (antes 800) en la que muchos años después se convertiría en mi ciudad de residencia, de donde es oriundo mi hijo.

En donde hubiera un sillón adecuado, yo me mecía, es decir, me movía hacia atrás y hacia adelante en el asiento, con las manos debajo de los muslos, mientras cantaba más o menos bajito (según hubiera o no moros en la costa) las canciones que me había aprendido de memoria. No eran canciones precisamente infantiles, pero siempre hubo algo que me resultó muy atractivo, tanto en la voz como en las letras. Destacan, sin lugar a dudas, dos temas principales: la soledad y el amor (o el anhelo de él). Así, me convertí en adolescente y luego en joven adulta, cuando me enamoré por primera vez. Pero entonces la soledad (o la costumbre de ella) le ganó al amor. Mari Trini se quedó silente, junto con la colección de discos de vinilo de mi papá, que ya se había mudado a los discos compactos, sobre todo de ópera.





Hace casi dos semanas ya, sola en el aeropuerto de Barajas, a punto de tomar un avión de vuelta a México después de reencontrarme con aquel mi primer amor, treinta años después, le escribía unas líneas mientras esperaba el tiempo para abordar y surgieron las palabras: ...en el fuego de tu amor se quemó mi soledad... Desde el fondo de mi memoria volvía Mari Trini, pero en esta ocasión el amor vencía a la soledad. Gracias a internet, por supuesto, encontré la "Canción vieja", y por si todo esto fuera poco, hallé una resonancia inesperada con una amiga recién encontrada en ese mismo viaje al otro lado del charco. Así, quedaron fundidos en una misma canción pasado, presente y futuro...


...en el mediodía de tu amor, tus caricias y mi fe calentaban mi sudor...


Y con Javier, por supuesto

2 comentarios:

  1. La costumbre de la soledad le ganó la partida al amor.. Ufff!!!... Pero qué bonito es leerte...

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    1. Qué bonito es que me leas, cariño, y que platiquemos siempre...

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