lunes, 27 de noviembre de 2017

Invitado: Tulku Thondup Rinpoché


Algunas personas piensan que karma es destino. "Debe de ser mi karma", suspiran, resignándose ante alguna desgracia. Pero el karma no tiene que ser malo. Puede ser bueno. Y nosotros hacemos nuestro propio karma. Cada pensamiento, sentimiento y acción siembran en nuestra mente una semilla kármica habitual, que madura en su correspondiente experiencia positiva, negativa o neutral. El enojo y la envidia se  manifiestan como experiencias dolorosas en infelices. Los pensamientos y sentimientos altruistas y gozosos florecen como experiencias maravillosas y plenas. 

Así que no tenemos que resignarnos con "nuestro karma". Nosotros controlamos nuestro karma. Cada momento es una nueva situación, una oportunidad para mejorar nuestra manera de pensar y, así, nuestras circunstancias. Este principio de causalidad interdependiente es el fundamento de la primera enseñanza del Buda: las cuatro verdades nobles.



Original en inglés y fuente, aquí.
Traducción al español, mía.

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